Cuando vuestro hijo empieza a tartamudear es importante darse cuenta si no es consciente de ello, es decir, si para él todavía no es un problema. Si es así, los padres están a tiempo para actuar e intentar cambiar el modo de interactuar con él. Esto no quiere decir que estéis haciendo algo mal y haya que cambiarlo, sino que podemos prevenir que el problema sea aún mayor. Con las siguientes pautas conseguiremos evitar que se dé cuenta de sus disfluencias y se bajará el nivel de exigencia a la hora de comunicarse.
- Evitar situaciones de habla estresante.No obligarle a hablar en momentos en los que se pueda sentir incómodo u observado. Por ejemplo con gente desconocida, hay que dejarle siempre que se comunique cuando y con quien quiera.
- Emplearle un tiempo al día. Buscar un momento del día en el que se siente cómodo para expresarse.
- Respeto de turnos conversacionales. Esperar a que el niño termine de hablar evitando interrupciones y superposiciones.
- Hacer las preguntas de una en una, despacio y disminuyendo su complejidad tanto sintáctica como semántica (por ejemplo hacer preguntas más cerradas).
Esta situación es muy frecuente cuando vuelven del cole y queréis saber todo lo que les ha sucedido. “¿Qué tal en el cole? ¿Te lo has pasado bien? ¿Qué has comido? ¿Te han mandado muchos deberes?”. Podemos iniciar la conversación de otro modo más indirecto haciendo algún comentario del tipo: “Uy, tienes una mancha de tomate seguro que has comido macarrones”, “hoy es miércoles, seguro que no te han mandado deberes”… de este modo el niño se puede sentir motivado a seguir la conversación. - Escucha activa: no fijarse en la forma sino en el contenido.
- Muchas veces no se entiende lo que el niño dice debido a su forma de hablar, en vez de decirle que no has entendido nada recoger alguna información de lo que sí se ha entendido. P. ej: Está hablando de algo que le ha pasado en el colegio: “¿cómo era eso que te ha pasado en el colegio? Me has dicho que…”.
- Nunca decirle, “no te he entendido nada”, “repite que no me entero”. Lo importante en todo momento es la comunicación en sí, no si habla mejor o peor en un momento dado. En este caso el niño no es consciente de ello, sólo pretende que le escuchen y le contesten.
- No ayudarle a terminar las palabras ni las frases.
- Darle todo el tiempo necesario para que se exprese.
- No hacer comentarios del tipo: Tranquilo, respira, tú despacito que no hay prisa.
» Las siguientes pautas se aplican en situaciones en las que vuestro hijo comete errores fonológicos, es decir, dice alguna palabra mal. En ocasiones un problema de habla puede provocar inseguridades y convertirse en un problema de fluidez.
- No hacer comentarios sobre su habla, evitar comentarios críticos y correcciones.
- No decirle directamente que esa palabra está mal dicha (“no se dice… se dice…”), dar el modelo correcto en otra frase. P. ej: dice mal una palabra: “Mamá átame lo papatos” à”Sí, la mamá te ata los zapatos”.
- No segmentar las palabras ni partirlas en sonidos.
- “papato” à “a ver hija: za-pa-to” à”mira: se dice así, zzzzz, inténtalo tú”.
Estas pautas no son necesariamente aplicables a todos los padres y algunas requerirán cambios específicos para cada caso. Por eso, es aconsejable realizar estas pautas con el seguimiento de un logopeda, pues siempre pueden surgir dudas.